Nuestro Proyecto

Nuestro proyecto surge de la necesidad de poner en valor la infancia como una etapa única en la que se siembran las bases de su personalidad y su desarrollo futuro, en la que crece un ser sustancialmente diferente al adulto, capaz de usar su libertad para relacionarse con el ambiente según sus necesidades. El objetivo de nuestra iniciativa consiste en formar personas que el día de mañana tengan la autoestima suficiente para confiar en sus capacidades y ofrecer al mundo lo mejor de sí.

Metodología

El proyecto se estructura en torno a la metodología del aprendizaje por descubrimiento, basado en el juego libre y cooperativo intercalado entre niños de diferentes edades. Este método abre nuevas vías de desarrollo que permiten a los niños construir juntos un aprendizaje mutuo, evitando la segregación por edad y teniendo así la posibilidad de aprender los unos de los otros, aprendiendo a ver los errores como una posibilidad de aprendizaje y no como algo negativo.

Para que todo ello funcione creemos imprescindible establecer ciertos límites en la convivencia que velen por la seguridad de todos, siempre desde el amor y el respeto, evitando practicar imposiciones abusivas. En este sentido confiamos en un cambio de rol en el educador, que en contraposición a la forma de funcionar de la escuela tradicional, sitúa al niño en el centro del proceso de enseñanza, pasando así el educador a un segundo plano, se convierte en un guía y su práctica queda sujeta a servir al interés del niñ@, facilitador de alternativas, materiales y espacios.

Bases del proyecto

Los niñ@s son seres en continuo crecimiento, y sus necesidades evolucionan, al igual que ell@s, a un ritmo acelerado, por lo que estaremos preparados a satisfacer sus necesidades fisiológicas como pudieran ser comer y dormir cuando lo necesiten, así como su necesidad de descubrir y desarrollarse en los diferentes ámbitos, de la mano de sus iguales y bajo la atenta mirada y el apoyo de adultos de confianza que le aporten los medios adecuados para llegar a sus metas sin ninguna prisa.

Establecer un vínculo seguro y estable con los adultos del espacio es prioritario. La adaptación a un espacio nuevo es lenta, los padres y madres están disponibles dentro del espacio mientras se hace esa transferencia de vínculo y no abandonan el espacio hasta que el niño o la niña se siente seguro para dejarles ir. Durante la permanencia del niñ@ en el espacio nunca se le negará el contacto con su figura de apego, incluso si es necesario llamar a la familia. En cuanto al vínculo con sus iguales suele surgir de una manera más natural, nos aseguramos de que las relaciones con otros niñ@s sean sanas y respetuosas.

La libertad viene acompañada de una gran responsabilidad personal y grupal, solo cuando eres libre de tus elecciones también serás responsable de las consecuencias que conllevan, y es de lo que intentamos que sean conscientes desde pequeños. El niñ@ decide qué necesita aprender, cuándo es el momento más adecuado y el camino que quiere seguir para llegar a ese aprendizaje, por ello el espacio les brinda gran cantidad y variedad de estímulos, para desarrollar sus experiencias en todos los sentidos: táctil, visual, auditivo, olfativo o kinestéticos.

La confianza en la capacidad de aprendizaje autónomo del niño o la niña dentro de un ambiente adecuado es un principio básico. Bajo este principio se considera que el niñ@ aprende por medio del descubrimiento que tiene lugar durante una exploración motivada por la curiosidad. Esto combinado con las salidas diarias al parque le ofrece el contacto con el ambiente cotidiano, nutriendo a los pequeños de experiencias para la vida.

Mediante la interacción continua entre ellos estamos motivando que desarrollen la empatía, acompañando los procesos de conflictos y confiando en las capacidades de resolución propias del niñ@. Conviviendo con niños de diferentes edades y sexos son conscientes de las cualidades de las personas sin necesidad de comparar, creando aceptación de las propias y como consiguiente trabajando su autoestima.

Existen límites conscientes acordados en muchos casos entre los niños y niñas, transmitidos desde la empatía, fomentando el diálogo y la reflexión. Los límites son inherentes a la vida, necesarios y positivos, ya que nos ayudan a proteger la ocupación de cada persona del grupo. Hay límites que deben ser respetados siempre, como los relacionados con el bienestar del otro y el cuidado de uno mismo y del entorno, y hay otros límites que necesitan ser transgredidos, ya que forman parte del proceso de aprendizaje y tenemos que ser suficientemente flexibles para permitir que estos límites evolucionen y cambien conforme van avanzando en su desarrollo.